sábado, 25 de enero de 2020

3.Los años del desarrollismo


La consolidación del franquismo en los años 50 se vio propiciada en gran medida por el fin del aislamiento internacional. Con el inicio de la Guerra Fría, Franco comenzó a ser considerado de Occidente de alto valor estratégico en el Mediterráneo para luchar contra el comunismo.
En 1951 se iniciaron las conversaciones con Estados Unidos para establecer un tratado bilateral. A la vez, comenzaron a llegar las primeras remesas de ayuda estadounidense. En 1953 se firmó un acuerdo que permitió al ejército norteamericano establecer las bases militares de Morón, Rota, Torrejón de Ardoz y Zaragoza. A cambio, España recibiría ayuda económica.
En 1953 se firmó el Concordato con la Santa Sede, que fue un paso importante en la aceptación del régimen en la comunidad internacional. Aún así en Europa se mantuvieron las reticencias hacia la dictadura. No obstante, las fronteras con Europa se hicieron más permeables, lo que permitió el flujo creciente de trabajadores españoles atraídos por el desarrollo europeo y facilitó la llegada de turistas.
En 1951 Franco cambió gran parte de su Gobierno con el objetivo de mejorarla economía del país.
Durante los años 50 se intensificaron las tensiones y las propuestas. Durante los años sesenta se produjo una renovación en la cúpula franquista. Otro hecho que afectó a la estabilidad del régimen fue la precipitada descolonización de Marruecos.
A lo largo de los años 70, se volvió a producir un cambio en la cúpula franquista. Los reformistas y los llamados tecnócratas llegaron al Gobierno, lo que supuso el inicio de ciertas medidas liberalizadores. Durante estos años la oposición al régimen se extendió rápidamente entre los sectores cada vez más amplios de la sociedad.
A finales de los años sesenta, el declive físico de Franco, presión de la oposición y la propia dinámica económica pusieron de manifiesto una vez más las limitaciones del
régimen. En 1969 estalló el mayor escándalo económico de la etapa franquista, el caso Matesa, en el que estaban implicadas con el Opus Dei, entre ellas, algunos ministros.
Los profundos cambios en el mercado laboral y las mejoras en la educación  y en el consumo, lograron una transformación de las clases medias, que pasaron de ser un tercio de la población 1950 a casi el 55% en 1970. A pesar de ello, el acceso a la sociedad de consumo enmascaró la gran desigualdad en la distribución de la riqueza.
En 1975 la muerte de Franco puso fin al Régimen, ya que se presenta un factor decisivo para el mantenimiento del mismo, pero precisamente por ello no existe posibilidad alguna de sucesión, y su muerte obliga a un replanteamiento general de la vida política, hecho que corresponde a la transición.

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