domingo, 26 de enero de 2020

2.LA LARGA POSGUERRA

 La posguerra fue una larga etapa de reconstrucción en la que el régimen franquista elaboró un nuevo orden institucional e ideológico y desarrolló unas relaciones internacionales condicionadas por la Segunda Guerra Mundial.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial a los pocos meses de la victoria franquista condicionó la política del régimen.
En 1939, la España franquista mantenía unas relaciones excelentes con la Alemania nazi y la Italia fascista por los apoyos políticos y militares recibidos durante la Guerra Civil. Sin embargo, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Franco se declaró neutral, aunque colaboró con las potencias fascistas.
En junio de 1940 Franco adoptó una política de no beligerancia para mantener abierta la posibilidad de intervenir a favor de Alemania, y beneficiarse del reparto de los imperios coloniales francés y británico.
En 1941 se produjo la máxima colaboración, cuando se envió al frente ruso un cuerpo de voluntarios al que se llamó la División Azul.
Al acabar la contienda en 1945, en el ámbito internacional existía un rechazo hacia la dictadura franquista. La ONU negó la admisión de España en la organización.
La dictadura reforzó su línea autárquica y represiva y su discurso ultranacionalista en manifestaciones multitudimarias de apoyo a Franco.
En los años 40 se vivió una profunda recesión económica, a pesar de que el mantenimiento de la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial podría haber originado un nuevo proceso de expansión e industrialización.
El impacto demográfico de la guerra y la posguerra fue muy negativo.
El estado franquista quiso controlar los aspectos fundamentales de la vida económica: fijó los precios, racionó el consumo, estableció los cupos de producción y determinó los salarios.

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