lunes, 27 de enero de 2020

  1.LA NUEVA ORGANIZACIÓN DEL PODER


Acabada la guerra el general instauró una dictadura fascista, que incorporó una influencia clara de los totalitarismos alemán e italiano en campos como las relaciones laborales, la política económica autárquica, la estética, el uso de los símbolos​ o el unipartidismo. En sus últimos estertores el régimen transitó más próximo a las dictaduras desarrollistas, aunque siempre conservó rasgos fascistas vestigiales, caracterizado por la ausencia de una ideología claramente definida más allá de su proclamado nacionalcatolicismo.
En los años 1940 la dictadura militar se afianzó mediante la represión política y económica de los opositores. Unas 485 000 personas habían huido al exilio.
Los sectores que más aclamaban a Franco fueron los más vinculados a la España tradicional, los ámbitos más católicos, las élites económicas, los círculos acomodados.
El principal objetivo político en la posguerra fue eliminar cualquier vestigio de la oposición como garantía de la supervivencia.
La política aplicada por Franco se limitó a adoptar los principios de las instituciones y colectivos políticos y sociales que lo habían apoyado.
La mayor aportación ideológica de los militares al régimen fue el nacional partidismo, una visión unitaria y conservadora de España que Franco asumió como propia. La Falange aportó los elementos más novedosos a su ideario. La iglesia apoyó a los sublevados del 18 de julio de 1936 , a los que bendijo como cruzados y mártires caídos de Dios y por España.

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